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Rompehielos: ¿El papel de los emprendedores de impacto?

Por Mónica Vásquez Del Solar, Head of Strategy and Impact en Social Nest Foundation

Las empresas de impacto se diferencian de las tradicionales en que su misión social y ambiental es su principal objetivo o es, al menos, tan importante como su objetivo de generar ingresos. Si bien el término empresa social o empresa de impacto es relativamente nuevo, cada vez se usa más en un gran número de sectores, que van desde la intermediación financiera hasta los sistemas alimentarios. Un ejemplo de esto es la demanda del Foro Económico Mundial en 2021 de que los gobiernos, las corporaciones, los inversores y otros intermediarios liberen el poder de las empresas impulsadas por el impacto para hacer que las economías sean más inclusivas y sostenibles.

En ese contexto, se ha dicho en diversos lugares que las palabras impacto o empresa de impacto están siendo sobreutilizadas, que significan todo mientras significan cualquier cosa… en conclusión, para muchos se han convertido en “palabras de moda”. En primer lugar, están los argumentos que afirman que las empresas impulsadas por el impacto son meras mejoras simbólicas de las empresas tradicionales y, como tales, son una "manera suave" de reproducir la lógica subyacente tradicional de la primacía de los accionistas y la maximización de los rendimientos financieros. En segundo lugar, están aquellos que argumentan que las empresas de impacto no son capaces de escalar y, por lo tanto, no son una fuerza impulsora para transformar el sistema empresarial. Es decir, que no son capaces de cambiar las prácticas hacia una economía de impacto donde las instituciones, las empresas y las personas dan la misma prioridad al impacto positivo y los rendimientos financieros al tomar decisiones comerciales y de consumo.

A pesar de esas afirmaciones, en Social Nest Foundation, creemos firmemente que las empresas impulsadas por el impacto son actores extremadamente importantes para la transición hacia una economía de impacto. ¿Por qué? Porque a pesar de que en las primeras etapas las empresas impulsadas por el impacto se centran más en las promesas que en el desempeño, su interacción con los consumidores, proveedores, inversores y entidades públicas crea una narrativa empresarial diferente y ejerce un tipo de poder transformador que se demuestra por su capacidad para atraer a diversos interesados directos con recursos relevantes para apoyarlos.

No vemos a los emprendedores de impacto como “héroes modernos” que cargan con el peso de cambiar el sistema. Sin embargo, los vemos como semillas de cambio que aportan sus habilidades, emociones y conexiones para impulsar organizaciones que implican un nuevo conjunto de valores, creencias y prácticas. Lograr que esos valores se institucionalicen en todo el sistema económico es un desafío, por supuesto, y conlleva sus propias tensiones.

Para abordar esas tensiones, se necesitan más colaboraciones estratégicas entre empresas de impacto y actores con diversas trayectorias. En ese sentido, es fundamental fortalecer la acción colectiva que no solo construya una visión común de lo que debe cambiarse, sino que también descubra cómo hacer que los nuevos acuerdos sean accionables.

Las empresas de impacto deben verse como agentes económicos que están centradas en su misión y que con el apoyo adecuado (asistencia técnica, financiación, regulación, alianzas comerciales, etc.) podrían considerarse laboratorios vivientes donde se podrían validar enfoques alternativos para crear valor ambiental, social y económico. Además, pueden ser vistos como aquellos actores que ayudan a construir una lógica híbrida que llevará a la sociedad a alejarse de las maneras de proceder tradicionales y a configurar una economía de impacto.

Varias experiencias muestran cómo esa lógica híbrida de combinar impacto y rentabilidad se está imponiendo en diferentes ámbitos. Algunos ejemplos son las experiencias de las corporaciones que adoptan una postura cada vez más social y medioambiental, o la transformación del mercado financiero hacia el impacto (se estima que el mercado de inversión de impacto alcanza más de un billón de dólares, como se muestra en el informe más reciente de The Global Impact Investing Network-GIIN). Sin embargo, aún se necesitan más soluciones y capital con un enfoque intencionado hacia la generación de impacto positivo, particularmente para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (PNUD).

Si bien un futuro mejor para todos no depende únicamente de los emprendedores de impacto y sus empresas, estos sí pueden desempeñar un papel disruptor dentro del sistema tradicional y, como tal, deben ser buscados por los actores económicos para generar conjuntamente las lógicas híbridas y las soluciones alternativas que abordarán los desafíos más importantes a los que se enfrenta la humanidad.