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Pivotar estrategias de impacto: imprescindible para un proceso transformador

Por Pedro Olazábal, cofundador de Hands on Impact

En 1978 vió la luz Scared Straight!, el documental. En él se contaba la historia real de unos delincuentes adolescentes que eran llevados por funcionarios de prisiones a pasar tres horas en un centro penitenciario.

En el documental, filmado en la prisión estatal de Rahway, un grupo de reclusos conocidos como los "condenados a cadena perpetua" reprenden, gritan y aterrorizan a los jóvenes delincuentes en un intento de "meterles miedo", para que esos adolescentes eviten la vida en prisión.

Los presos asustan a través de los barrotes, amenazan a los adolescentes, se mofan de ellos y los guardias subrayan la gravedad de las amenazas. Después, los guardias muestran a un preso atado a una silla y sedado a la fuerza. Los adolescentes se horrorizan y dicen que no quieren acabar allí.

Los adolescentes de este documental y de la secuela de 1980, Scared Straight! Another Story, eran jóvenes de 15 a 19 años reincidentes en delitos que iban desde el robo, la drogadicción y el desorden público hasta el juego, la falsificación y el chantaje. La mayoría de los participantes no reincidieron.

Aunque desconozco si Scared Straight! se consideraba a sí mismo como un emprendimiento social, su intención de acabar con la delincuencia es clara. La estrategia de impacto, aquí resumida, de este emprendimiento de impacto social podría ser la siguiente:

Además del impacto social, gracias a la realización de un documental sobre el tema y otras series, este emprendimiento era un negocio muy interesante.

De hecho, Scared Straight! tuvo mucho éxito: ganó el Oscar al mejor documental en 1978 y ocho Emmys, lo que posibilitó repetir la historia en diferentes formatos.

En 1980, James Finckenauer, profesor de la Escuela de Justicia Penal de Rutgers, publicó un análisis del programa Scared Straight! utilizando un grupo de control, algo que no se había hecho antes. Su estudio concluyó que los adolescentes que pasaban por el programa tenían más probabilidades de cometer delitos que los que no lo hacían.

Un meta-análisis publicado en 2013 sobre los resultados de una serie de programas Scared Straight! y similares concluyó que aumentaban activamente los índices de delincuencia y existían mayores tasas de reincidencia en comparación con los grupos de control que no recibían la intervención. La causa del aumento de la delincuencia no está clara. El College of Policing del Reino Unido está de acuerdo en que existen pruebas "de muy alta calidad" de que los programas Scared Straight! provocan un aumento de la delincuencia.

Un resultado sorprendente que podía haberse evitado. Desde 1978 hasta al menos 2015 ha habido programas de este tipo.

La realización de tests con prueba y error en las estrategias de negocio es uno de los aprendizajes que más ha calado en el mundo startup. Casi cualquier persona que se adentra en el mundo del emprendimiento aprende a decir pivotar desde el minuto uno.

La esencia de esta manera de emprender se encuentra en que tus estrategias siempre tienen supuestos e hipótesis que no conoces. Solo la realidad de la implementación de las estrategias te muestra si vas por el buen camino o debes cambiarlo.

Sin embargo, pocas veces vemos que las empresas que quieren generar un impacto positivo tengan una relación similar con sus estrategias de impacto. Esto es lo que le ocurrió a Scared Straight!, y que debemos evitar.

Igual que probamos si las estrategias de posicionamiento, venta, diseño de producto tienen cabida en el mercado, debemos comprobar si las estrategias de impacto están generando el impacto deseado.

Sin embargo, también sabemos que las startups de impacto no disponen de recursos suficientes para realizar los estudios citados en este post, ni meta-análisis de diferentes estudios. El enfoque debe encontrar el equilibrio entre validar de forma robusta la estrategia de impacto y los recursos necesarios para realizar esa validación.

La manera en la que los emprendimientos de impacto social pueden abordar este equilibrio debe conjugar fuentes primarias con fuentes secundarias. Siguiendo el ejemplo de Scared Straight!, con poco presupuesto podría haberse visto si había indicios de que la estrategia estaba funcionando o había aspectos a estudiar mejor.

1. Comprobar el background de los adolescentes que iban a visitar las cárceles.
2. Comprobar mediante test psicológicos si las visitas tenían impacto (real) en la sensibilización de los adolescentes frente a su opinión sobre la cárcel y los delitos en general.
3. Buscar benchmarks de delincuencia en adolescentes similares en registros nacionales o de los estados (antes y después de la intervención).

Esta forma de monitorizar la estrategia permite tomar decisiones con pocos recursos porque nos informa sobre:

1. Nuestra intervención en concreto y en el corto plazo. ¿De verdad hemos conseguido cambiar la opinión de nuestro grupo destinatario?
2. Gracias a la búsqueda de benchmarks y registros públicos podemos ver, en el medio plazo, si la intervención consigue resultados diferentes a lo que podía haber ocurrido. Porque, por fortuna, la mayoría de las adolescentes delincuentes dejan de serlo sin intervención alguna.

Las estrategias de impacto, como cualquier otra estrategia, necesitan de validación continua, de retroalimentación de aprendizajes, y de mejora continua.