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Entrevista a Nathaly Priscilla Vinueza, CEO de Warmi

Entre los proyectos seleccionados para participar en la tercera edición del programa ‘Raise for Impact’, que forma a emprendedores y emprendedoras de impacto para prepararse a recibir su primera ronda de inversión, se encontraba Warmi, la primera FEMTECH social de Latinoamérica que busca redefinir el bienestar femenino y promover el empoderamiento para ayudar a reducir la violencia e inequidad de género con un modelo de negocio B2B2C. Este modelo se ha validado con el lanzamiento de un prototipo en el evento de género más grande de Ecuador llamado Violeta Summit, donde se usó por mujeres con un alto impacto, generando cuatro negocios potenciales con cuatro empresas tops en el país.

Hemos hablado con Nathaly Priscilla Vinueza, su CEO, para conocer en más detalle el proyecto, los retos a los que se ha tenido que enfrentar a la hora de emprender y qué le aportó Raise for Impact.

¿Cómo surgió la idea de crear Warmi?

Warmi surgió como una vivencia personal de haber sufrido acoso laboral y esa necesidad de encontrar apoyo y ayuda en temas que afectan mi bienestar y protección.

¿Con qué retos os encontráis a la hora de medir vuestro impacto?

El principal reto claramente es que promover empoderamiento es un tema subjetivo y personal, medir el impacto es complejo desde una óptica holística, hemos tratado de encontrar maneras con indicadores existentes como los de la OMS o World Economic Forum, sin embargo creemos que la mejor manera de medir un impacto real es aquella que nuestros mismo clientes nos lo puede decir, es por eso que convertimos una de nuestra herramientas claves llamada el círculo de la vida en una medida de medición de impacto, ya que esta mide el grado de equilibrio de vida para apoyar el desarrollo de la mujer.

¿Qué Objetivos de Desarrollo Sostenible os habéis marcado como objetivos en Warmi y por qué?

Claramente Warmi apoya la ODS5 de Igualdad de Género, sin embargo al mirar de forma holística a la mujer también apoyamos las ODS: 1,3,4, 8, 9, 10 y 17.

¿Qué te ha aportado el programa Raise for Impact?

Conocimiento muy importante de cómo encarar la búsqueda de capital de impacto, cómo desarrollar un negocio de impacto y sobre todo la conexión con mentores que han aportado mucho con know how que nos ha servido en gran medida para refinar nuestro modelo.

El porcentaje de mujeres emprendedoras con startups de base tecnológica sigue siendo muy inferior al del porcentaje de hombres. Como mujer emprendedora, ¿a qué retos te has tenido que enfrentar? ¿Qué crees que se podría hacer para que hubiesen más mujeres emprendedoras como tú?

Ser una mujer emprendedora es complejo, pero más complejo es cuando es tu primera experiencia y vienes de un mundo distinto como, en mi caso, el mundo legal. El mayor reto que he afrontado es tratar de entender cómo desarrollar un negocio, cómo funciona la tecnología y cómo creer que lo que estoy haciendo puede generar un impacto enorme en otras mujeres. Esa adrenalina ha sido para mí la gasolina que diariamente me empuja a aprender cosas nuevas, a retarme mentalmente y a buscar apoyo como en organizaciones como Social Nest Foundation para que mi proyecto tenga éxito.

¿Qué recomendación darías a una persona que quisiera emprender?

Perder el miedo. Aunque los hijos, los pagos, las deudas, etc. son siempre una barrera que está ahí, salir del status quo es la clave para ir hacia adelante, más aún cuando emprendes junto a tu pareja, dejando ambos la estabilidad de un trabajo formal y poniendo todos tus ahorros y sueños sobre la mesa por algo más grande. Estoy segura que el esfuerzo será compensado y que ese miedo de quedarme sin nada no aparecerá más, porque el mejor regalo de emprender es que me di cuenta de lo que valgo y que puedo hacer lo que desee.